El adulto mayor con diabetes necesita un abordaje distinto que el adulto joven

La salud del anciano se encuentra a menudo en un equilibrio inestable, donde la frontera que separa el propio envejecimiento biológico de la patología es a veces difícil de delimitar; donde las manifestaciones de la enfermedad, sus consecuencias y su evolución, tienen un carácter peculiar y están poderosamente influidas por el entorno físico, familiar, social y asistencial en el que se desenvuelve ese anciano. Cuando se evalúa a un adulto mayor con una enfermedad, es necesario hacerlo sobre la base de ese equilibrio inestable.
La presencia de diabetes funciona como un acelerador del envejecimiento, a su vez el envejecimiento predispone al desarrollo de diabetes y ambos favorecen la presencia fragilidad y sarcopenia, estableciéndose un círculo vicioso. La fragilidad es un síndrome definido por pérdida de peso no intencional, agotamiento, debilidad, velocidad lenta de caminata y baja actividad física. La sarcopenia hace referencia a la pérdida de masa muscular y función (fuerza y/o rendimiento físico). Estos síndromes se diagnostican durante la valoración geriátrica integral.
Es importante estudiar de manera integral a la persona para decidir dónde es fundamental poner el foco de atención, ya que cuando se establece la fragilidad, esta es un mejor predictor de complicaciones y muerte en ancianos con diabetes que la edad cronológica o la carga de las enfermedades.
Si el tratamiento para la diabetes es muy intensivo, puede correrse el riesgo de desarrollar hipoglucemia, la cual favorece el deterioro cognitivo y es un factor de riesgo para caídas. En presencia de fragilidad se recomienda ajustar los objetivos glucémicos y elegir fármacos seguros para minimizar el riesgo de hipoglucemia y priorizar la conservación de la capacidad funcional del anciano. Es muy importante la realización de actividad física y un plan alimentario saludable.
Los profesionales de la salud debemos trabajar en conjunto para transformar el creciente conocimiento del cuerpo humano en acciones que mejoren la salud de los millones de adultos mayores a lo largo del mundo. Es necesario un enfoque integral y multidisciplinario.